Columna de Alejandra Cullen publicada por Sin Embargo el 23 de Mayo de 2014
Los senadores parecen tener una visión muy distinta a la de ciudadanía respecto al desempeño de la Comisión de Derechos Humanos (CNDH). Como la rendición de cuentas es secundaria y los legisladores trabajan al vapor, aplauden hasta el más pobre desempeño institucional, como es el caso de la CNDH. Este martes, Raúl Plascencia, presidente de la Comisión fue por primera vez a una “reunión de trabajo” en la Cámara alta. Esta se dio, ante la presión de organizaciones civiles por las irregularidades en la investigación sobre la matanza de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas.
Fuera de la senadora Sansores que levantó la voz, y con moderación, el sen. Encinas que recitó las irregularidades del caso en cuestión, el resto lo arropó. Su comadre, la senadora Mariana Gómez del Campo, incluso afirmó no ser “su palera”, y estar encantada con los buenos tratos que le da la CNDH. Plascencia recitó su informe y sonreía ante las críticas. Repitió una decena de veces que la CNDH no polemiza con las víctimas. Omitió aclarar, o el senado cuestionar, cómo se inconformó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cuando los familiares de las víctimas de San Fernando lograron un amparo contra la Comisión por la pobreza argumentativa la investigación.
La reapertura de la investigación es producto de una disposición judicial no de la generosidad de la CNDH. Sobre el resto de los temas Plascencia prometió mandar información. En el extremo, responsabilizó al ejecutivo de ignorar sus recomendaciones incluso con información falseada. Por ejemplo, Plascencia afirmó que ante la incineración de los cuerpos de las fosas de San Fernando, la CNDH había hecho una petición formal a PGR para impedirlo. Sin embargo, nunca se conoció tal petición. Incluso la Fundación para la Justicia le solicitó emitir medidas cautelares al respecto, pero fue ignorada. Plascencia solo dice que las víctimas se frustran por sus elevadas expectativas.Los senadores no tienen ni opinión sobre el tema.
Allende la superficialidad de la discusión, destacan al menos otros tres elementos que los senadores dejaron pasar. Uno, Plascencia afirma que las fallas en la instrumentación de la reforma al 1º constitucional se deben a “la falta de preparación d los funcionarios públicos, incluido el poder judicial”. Dice “Los jueces poco conocen sobre derechos humanos y tratados internacionales porque las universidades no los formaron”. Presume su labor de “capacitación a los poderes judiciales estatales.” Curiosamente, en la materia, lo único que se conoce de capacitación son los cursos, talleres, conferencias y demás ejercicios de formación que lleva a cabo la Corte desde 2011 y que ha atendido a más de 1,200 juzgadores federales, y 1,000 funcionarios jurisdiccionales.A esto se suma la larga lista de foros, talleres, diplomados, maestrías, y conferencias, y demás labores de capacitación y adiestramiento que realiza cotidianamente sobre el tema.
En segundo lugar y aunado al punto anterior, hay que preguntar ¿por qué, Plascencia presume como logro “sin precedente” el presidir la Federación Latinoamericana del Ombudsman? y nadie pregunta ¿por qué no reciben los verdaderos reconocimientos internacionales? El 10 de diciembre de 2013, la ONU otorgó a la SCJN el Premio de Derechos Humanos, que se da cada cinco años, por logros excepcionales en el campo en cuestión. La SCJN, y no la CNDH, fue premiada por el progreso logrado en la promoción de los derechos humanos a través de sus interpretaciones y por haber fijado importantes estándares internacionales en la materia. Mientras la CNDH mantiene pleito con la ONU por reconocer tortura y violaciones que la Comisión desconoce.
Tercero, Plascencia presume la difusión de las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) pero lo único tangible que existe en la materia es el Buscador Jurídico Avanzado en Materia de Derechos Humanos (BJDH) que va acompañado de un Sistema de Seguimiento de las Sentencias de la CoIDH, ambas desarrolladas por la SCJN, no por la CNDH. Estas herramientas informáticas ofrecen a juristas y al público un sistema de consulta exhaustivo, y confiable de ordenamientos jurídicos y precedentes judiciales nacionales e internacionales relacionados con derechos humanos. ¿Estará Plascencia presumiendo lo que no hizo o sólo da talleres efímeros? Finalmente, algunos senadores pidieron al ombudsman promover una acción de inconstitucionalidad contra las leyes que reprimen la libertad de expresión, en Chiapas, Quintana Roo y Puebla.
Desconocen la ineficacia de la CNDH en sus procesos judiciales. De 514 acciones de Inconstitucionalidad ingresadas entre 2006 y 2012, la CNDH sólo promovió 15. De estas, solo en 11 % la Corte declaró la invalidez de la norma impugnada. Entre 2009 y 2014 (mandato de Plascencia), se han ingresado 21 acciones de inconstitucionalidad. Los resultados no son mucho mejores. La Comisión litiga mal. Carece de efectividad en sus impugnaciones. Si fueran un despacho privado, estarían quebrados. Estos son solo algunos elementos sobre los disimulos de Presidente de la CNDH que no fueron ni mínimamente atendidos en el Senado. La complacencia de los Senadores con Plascencia pone en evidencia que, o los derechos humanos les son tan irrelevantes que no están dispuestos a dedicarles tiempo y cabeza o simplemente optaron por mantener la política de simulación que hasta ahora prevalece.
Plascencia estará ahí solo si el senado lo permite. La reunión del martes muestra que ni los derechos humanos ni los más de 1400 millones de pesos que nos cuesta les importan. Ojalá recapaciten de aquí a Noviembre. Urge una CNDH comprometida con los derechos humanos. Raúl Plascencia no debe seguir.
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