Artículo publicado en La Tribuna (Honduras) el 21 de marzo de 2015
Washington (EFE).- Un mecanismo trasnacional, que el Gobierno de México se comprometió a crear de manera “inmediata”, buscará facilitar el acceso a la Justicia de los familiares e inmigrantes centroamericanos que pierden la vida o sufren agresiones durante su camino a Estados Unidos.
El anuncio de este nuevo mecanismo tuvo lugar en la sede en Washington de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), durante una audiencia en la que familiares centroamericanos de desaparecidos en México pidieron acceder a la Justicia para conocer el paradero de sus seres queridos.
“Cuando vengo a EE.UU tengo sentimientos encontrados. Yo estoy aquí para exigir justicia. Mi hermano quería venir y no pudo. Exijo la búsqueda de mi hermano, que se le encuentre y se castigue a los responsables”, expresó en la audiencia la guatemalteca, Heidy Orozco Polanco, que habló en nombre de las “familias” de Centroamérica.
En respuesta a las peticiones de Orozco y otras familias centroamericanas de inmigrantes desaparecidos, el Gobierno de México anunció la creación de un mecanismo que permita acceder a la Justicia y conocer el paradero de sus seres queridos.
El secretario ejecutivo de la CIDH, Emilio Álvarez Icaza, expresó a Efe el deseo del organismo de desempeñar un papel de “articulador” en este nuevo sistema de justicia trasnacional, que tiene intención de abarcar a todos los países que recorren los migrantes en su búsqueda del sueño americano.
Álvaro Botero Navarro, especialista de derechos de los inmigrantes en la CIDH, explicó a Efe que el primer paso es lograr una vía de comunicación entre los Estados de la región donde aparecen los restos de desaparecidos, como México, y los países centroamericanos de donde salen la mayoría de migrantes.
El objetivo es “hacer un intercambio de información que permita saber a quién pertenecen los restos humanos encontrados, por ejemplo en un desierto del estado de Arizona en Estados Unidos”, destacó el especialista.
De esta forma, según Botero Navarro, los países intercambiarían información genética para ver si los restos encontrados se corresponden con el ADN de familias en Honduras, Guatemala y El Salvador, que están buscando a sus familiares y que, al vivir en pobreza, tienen más dificultades para acceder a la Justicia.
Sin embargo, más allá de la voluntad política, el especialista destacó la importancia de que los Estados aporten recursos y personal para que el sistema de Justicia pueda ser operativo y no se quede en un mero “cascarón”.
El primer pasó lo dio hoy México, que pondrá en marcha el mecanismo “de inmediato”, “en cuestión de semanas”, según dijo a un reducido grupo de periodistas entre los que estaba Efe el embajador permanente del país ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Emilio Rabasa Gamboa.
El embajador explicó que, ahora, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México tiene que definir cuáles son los mejores mecanismos para recibir las denuncias de desapariciones o agresiones contra inmigrantes centroamericanos.
Para ello, Álvarez Icaza propuso que las embajadas que México tiene repartidas en Centroamérica incorporen a representantes de la Justicia para que tramiten las denuncias, de forma que las familias de los desaparecidos no tengan que desplazarse hasta esa nación norteamericana, ahorrándoles dinero y sufrimiento.
Con el objetivo de dar a este proyecto un verdadero carácter trasnacional, Rabasa Gamboa expresó su intención de llevar la iniciativa a la OEA, en concreto, a la Comisión de Asuntos Migratorios (CAM) del organismo, que -a su juicio- ha estado “un poco adormecida ante el problema”.
Preguntado sobre qué podría hacer el organismo por este nuevo sistema, Rabasa Gamboa dijo que “la OEA podría poner todo el peso de sus oficinas, de los países a través de sus embajadores para que haya una mayor unidad de criterios para el tratamiento del problema”.
Todas las partes coincidieron en el carácter único del mecanismo, que no se ha puesto en práctica en ninguna parte del mundo y que, según la CIDH, podría servir de modelo en otras regiones, como la mediterránea, donde miles de migrantes pierden la vida en su camino a Europa.