El grupo de centroamericanas, que buscan a sus seres queridos desaparecidos en México, llegó al DF tras salir de Tabasco el 2 de diciembre
CIUDAD DE MÉXICO (CNNMéxico) — México solía ser un país “bonito”, pero se ha convertido en un terreno “dinamitado” por fosas clandestinas, secuestros, robos e incluso violaciones contra inmigrantes, dijeron la noche de este lunes integrantes de la novena Caravana de Madres Centroamericanas, en su llegada al Distrito Federal, después de ocho días de recorrido por el país.
“Exigimos que el gobierno (de México) nos dé los nombres de los (migrantes) que estén presos, los que están en los hospitales psiquiátricos, y en esas tumbas clandestinas”, dijo Rosa Nelly Santos, de Honduras, quien buscó durante 17 años en territorio mexicano al sobrino que se encargó de criar como un hijo, hasta que lo encontró en 2010, con vida, en Tijuana.
Tanto Rosa Nelly como otras mujeres que participan en la Caravana –cerca de 45 personas, la mayoría madres-, buscan información que las lleve a ubicar a inmigrantes centroamericanos, hijos e hijas, que han desaparecido en México.
En una conferencia en el Club de Periodistas del DF –donde algunos activistas las apoyaron con gritos de “¡Migrantes somos todos!”-, las madres centroamericanas que siempre llevan consigo el retrato del familiar al que buscan, y la bandera de su país, comentaron que durante su recorrido de este año han logrado constatar las condiciones “inhumanas” que tienen que pasar los inmigrantes.
Su intento por lograr el “sueño americano” (llegar a Estados Unidos), comentaron, se convierte en una “pesadilla”.
“Se me quebranta el corazón al ver lo que pasan”, dijo a la prensa Anita Celaya, de El Salvador, quien lleva 11 años buscando a su hijo, Rafael. Ella expresó que ha llegado a sentir “resentimiento e ira”, al enterarse de que en algunos casos los grupos criminales que operan en México torturan e incluso llegan a desmembrar a inmigrantes que secuestran en diferentes estados.
“Ya paren esta masacre”, exigió a las autoridades mexicanas. Tanto Celaya como Nelly Santos, al igual que el obispo de Saltillo, Raúl Vera, indicaron que en muchas ocasiones las autoridades locales están coludidas con grupos delictivos, y por lo tanto ocurre “crimen autorizado” en contra de personas que llegan a México desde Centroamérica.
El grupo de mujeres que integra la Caravana, de El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México partió del estado de Tabasco –sur del país-, el 2 de diciembre. Después estuvieron en Chiapas, Veracruz, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México.
Su objetivo es llegar a 22 localidades de 15 estados –con la ayuda de decenas de anfitriones que les dan comida y hospedaje-, para buscar pistas sobre sus familiares desaparecidos, y exigir justicia por los crímenes contra migrantes centroamericanos.
Cada año, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobernación que retomó en 2011 la CNDH para uno de sus reportes, “ingresan a México aproximadamente 150,000 migrantes indocumentados”, la mayoría provenientes de América Central, que tratan de llegar a Estados Unidos.
“En un periodo de seis meses, de abril a septiembre de 2010, la CNDH documentó un total de 214 eventos de secuestro, de los cuales, según el testimonio de las víctimas y testigos de hechos, resultaron 11,333 víctimas”, apuntó el Informe especial sobre secuestro de migrantes en México.
De acuerdo con la organización Movimiento Migrante Centroamericano, durante el recorrido de este año habrá por lo menos cinco reencuentros entre familiares -hasta ahora han ocurrido tres-, gracias a la información que se logró recabar en años anteriores.
Aunque los integrantes de la novena Caravana tienen la esperanza de que, con la ayuda que les pueda brindar la gente en México, sean mucho más las madres centroamericanas que vuelvan a abrazar a sus hijos.
Este martes, el Día Internacional de los Derechos Humanos, la Caravana buscará tener un encuentro con senadores mexicanos, para pedirles mecanismos efectivos para localizar a sus familiares, y acciones que disminuyan el riesgo para los inmigrantes en su paso por territorio mexicano, como la autorización de visas de tránsito.
“No tocan eso, la ley migratoria está controlada, y llena de burlas, en el orden de la política migratoria todavía nosotros no vemos ningún resultado”, expresó en entrevista el obispo Vera -quien ha realizado trabajo a favor de los derechos humanos en México-, sobre las acciones de México en el aspecto migratorio desde que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó al poder en México, hace un año.